Los excesos, los estereotipos y las absurdidades frecuentes del gótico tradicional allanaron el terreno para la sátira. La más famosa parodia del gótico es la obra de Jane Austen titulada “La abadía de Northanger” (1818), cuya ingenua protagonista, tras la lectura de demasiada ficción gótica, se cree la heroína de una novela de Anne Radcliffe e imagina asesinatos y villanías en todas partes, aunque la verdad resulta ser mucho más prosaica.
Esta novela de Jane Austen debe incluirse en una lista de tempranos trabajos dentro de la ficción gótica que se conocen como “Las novelas de horror de Northanger”: “El nigromante o, el cuento del bosque negro” (1794) de Ludwig Flammenberg (seudónimo de Carl Friedrich Kahlert); “Misterios horribles” (1796) del Marqués de Grosse; “El castillo de Wolfenbach” (1793) de Eliza Parsons; “La advertencia misteriosa, un cuento alemán” (1796) por Eliza Parsons; “Clermont” (1798) de Regina Maria Roche; “El huérfano del Rin” (1798) de Eleanor Sleath y “La campana de medianoche” (1798) de Franciso Lathom.
Estos libros, con sus títulos espeluznantes, son probables creaciones de Jane Austen, aunque la investigación posterior de Michael Sadleir y de Montague Summers confirma la existencia de tales escritores así como el interés renovado por el gótico. Todos estos títulos han sido recientemente publicados por la editorial Valancourt Press, en el año 2007.
Otro ejemplo de parodia gótica con un estilo similar es “La heroína” de Eaton Stannard Barrett (1813). La protagonista Cherry Wilkinson, que posee un bagaje de lecturas parecidas al caso mencionado previamente, también se cree heroína de una novela gótica.
De esta manera, ella percibe y modela la realidad según los estereotipos y las estructuras típicas del argumento de la novela gótica tradicional, llevando a una serie de acontecimientos absurdos que culminan en una catástrofe.
Tras la caída, sus fantasías se someten a la voz de la razón con la guía de Estuardo, una figura paternal bajo cuya dirección la protagonista recibe una educación y una sana corrección de sus creencias y gustos erróneos.